Tenían todos los sabores de helado que se puedan imaginar, además de vender helados para comer, tenían también helados de juguete, helados de adorno, helados de broma, que se derretían nada más chuparlos y te dejaban las manos pringosas. Algunos días vendían helados mágicos pero sólo a los niños.
El dueño era una especie de astronauta, volaba por la galaxia con su traje espacial y cuando pasaba por algún planeta helado, como Plutón, recogía hielo para hacer sus famosos granizados con sabor a planetas. En el pueblo le llamaban Ice Light Year.
La gente cuando entraba en la tienda se sorprendía al ver los distintos colores de cientos de sabores que estaban expuestos, y la mayoría se quedaba un buen rato mirándolos sin saber que elegir. Un día un niño entró por la puerta, tendría unos ocho años, fue directo a Ice que estaba en la barra, y sin ni siquiera mirar al gran mostrador del que tan orgulloso estaba el dueño de la heladería, pidió un helado de chocolate.
Los clientes que iban a esta tienda casi nunca pedían helados normales, para eso estaba la heladería de la plaza, aquí había helados de meteorito, de nieve del Everest, de sardinas, de flores y muchos más, casi todo el mundo que venia pedía helados raros.
Ice fue a coger una bola de chocolate y vio que no había .A Ice nunca le habían pedido algo que no tuviera en la tienda, y no sabía que hacer.
–
Como te llamas? - Preguntó al niño.– Aimar
– Veras Aimar, no me queda helado de chocolate.
Quieres alguna otra cosa? Puedes elegir lo que quieras. Estás invitado.
– Ja, ja,ja,ja!
– De que te riés niño?
– Me hace mucha gracia, Ja,ja. Una heladería que no tiene helado de chocolate. No sé, si te hubiera pedido helado de mocos o algo así...
– No, de mocos si tengo, de lo único que no tengo es de chocolate. Quieres uno de mocos?
– No, claro que no – dijo el niño.
– Ya sé, te puedo ofrecer un helado mágico. ¿Te gustaría poder volar? O ser invisible? O poder hablar con los animales?
– Vale, quiero poder hablar con los animales.
– Cuando te hayas comido este helado los animales te entenderán y tú a ellos también.
Ice le dio a Aimar un gran helado brillante con los colores del arco iris.
Se comió el helado y le gustó mucho. Los animales se dieron cuenta de que Aimar les comprendía y se acercaban a él para contarle sus cosas.
Pronto había hablado con casi todos los animales que vivían cerca del pueblo y lo que le contaban no era agradable de oir.
Las vacas y las gallinas le preguntaban si Ice, el heladero del espacio, podría ayudarles a escapar a otro planeta donde hubiera aire, agua y plantas pero lo que querían sobre todo es que no hubiese humanos.
– No es solo que nos quiten los huevos...es como lo hacen. Nos tienen encerradas, no nos dejan espacio ni para movernos y siempre poniendo huevos hasta que no podemos más - decían las gallinas
Algo parecido le contaron los demás animales de granja. Todos se quejaban de que los humanos les explotaban demasiado y no les dejaban espacio, no podian seguir viviendo así, querían irse a otro planeta. Aimar fue a hablar con Ice Light Year y le contó lo que estaba pasando. Ice conocía un planeta donde los animales iban a vivir mucho mejor que en La Tierra.
Primero se fueron las vacas y las gallinas, luego los patos, después los conejos y los cerdos. Las ocas, las ovejas y muchos mas esperaban su turno para viajar al nuevo planeta. En La Tierra se quedaron varios gatos y perros y unos cuantos loros que ya estaban demasiado acostumbrados a vivir con humanos. La gente de la Tierra se quedo bastante sola y además sin leche ni huevos ni muchisimas cosas más que antes tenían gracias a los animales, pronto les empezaron a echar de menos.
Teniamos haberles cuidado mejor" decían. Algunas personas querían ir a verles para pedirles que volvieran pero Ice había prometido a los animales no decir a nadie como llegar a su planeta.
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